jueves, 25 de julio de 2024

 LA ESCUELA DEL ESPÍRITU SANTO 🕊️🕊️


Hoy es la fiesta del apóstol Santiago.


Pensando en el apóstol Santiago, he pensado que a veces no vemos la totalidad de nuestra vida y la repercusión que tiene todo lo que hacemos. Me explico. 


El apóstol Santiago vino a la Península Ibérica a evangelizar y fue el padre de la Iglesia que nació aquí. 


Esta Iglesia que nació en la Península Ibérica de la predicación de Santiago había de ser/ha llegado a ser/es una Iglesia que ha dado a luz a grandes santos y místicos; han nacido en ella multitud de misioneros que se han esparcido por el mundo; montones de congregaciones religiosas fundadas por españoles; movimientos eclesiales como el Camino neocatecumenal, que tantos frutos de santidad y de evangelización ha dado y da a la Iglesia Universal; santos que son columnas de la Iglesia y gracias a los cuales han nacido en la Iglesia carismas y espiritualidades que a su vez han inspirado a muchas congregaciones y a muchos laicos, como la espiritualidad ignaciana o carmelo-teresiana; todo ello sin contar la cantidad de santos anónimos, la cantidad de vocaciones de todo tipo, todo ello en una tierra que ama tantísimo a Santa María.


La perla de la Iglesia española quizá sea la evangelización del continente americano que el Espíritu Santo quiso realizar a través de españoles. 


Todos estos frutos de evangelización y de santidad nacieron del trabajo apostólico del apóstol Santiago. Él vino a evangelizar y gracias a su fidelidad estamos todos hoy aquí.


Por eso he comenzado diciendo que a veces no sabemos ni podemos saber la transcendencia de los hechos de nuestra vida y todo lo que se puede derivar de un acto de fidelidad. 


También he pensado que la fiesta de hoy no sólo es una fiesta del apóstol Santiago sino que es también una fiesta mariana, pues fue Ella la que vino a consolarlo a Zaragoza, se bilocó y gracias a Ella también estamos todos aquí. 


Hoy es un día muy bonito para dar gracias a Dios, a Santa María y al apóstol Santiago y también para pensar que no sabemos la trascendencia que puede tener un acto de fidelidad, por eso tenemos que ser fieles y generosos y pensar que el Espíritu Santo se encargará del resto. 


María Dolores González Ramos. Archidiócesis de Madrid.