LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ❤🙏🏻
21 DE ABRIL
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Jn 20, 1-9
Hoy celebramos la fiesta más importante de la cristiandad, la Resurrección de Cristo, y leemos o escuchamos emocionados el evangelio:
María Magdalena fue al sepulcro del Señor al amanecer del domingo y ve quitada la piedra que tapaba la entrada.
Esto debió de ser alarmante y desconcertante, porque debía de ser una piedra imposible de mover uno solo.
Al ver esto, María Magdalena fue corriendo adonde estaban Pedro y Juan y les dijo que se habían llevado el cuerpo del Señor.
Entonces los dos se dirigen corriendo al sepulcro del Señor.
Juan llegó primero pero no entró. A continuación llegó Pedro, que sí entró.
Vio las vendas y también el sudario que había envuelto la cabeza del Señor pero no con las vendas sino enrollado aparte.
Tras Pedro entró Juan en el sepulcro. Vio y creyó.
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Al ver Pedro y Juan el sepulcro vacío, comprendieron que Jesús había resucitado.
No se les apareció Jesús aún, pero por la fe creyeron en la Resurrección del Señor.
Del mismo modo, nosotros creemos en la Resurrección del Señor, como Pedro y Juan, los cuales, sin haber visto al Señor resucitado, ya creyeron en su Resurrección.
Nosotros tampoco hemos visto al Señor resucitado pero creemos en su Resurrección, creemos que está vivo en su Iglesia, que vive en nuestra alma en gracia, que se hace presente en cada Eucaristía, que está presente en cada Sagrario y que nos espera a la derecha del Padre.
Hoy es un día muy grande, muy grande.
Pues la muerte no ha vencido al Señor.
Ésa es la prueba más grande de su divinidad y de que ha vuelto al Padre.
Y, si Jesús es el Hijo de Dios y ha vuelto al Padre, esto significa que nos ha preparado un lugar en el cielo, que hemos sido perdonados y hechos hijos de Dios por la identificación con el Hijo y que sólo se nos pide creer en el Amor de Dios.
Todo lo demás queda en segundo plano porque el Amor eterno de Dios se nos entrega. Todo lo demás es relativo y queda subordinado a esta alegría tan grande:
"¡Cristo ha resucitado y nos ha comprado con su Sangre y hemos sido hechos hijos de Dios por su Sangre!"
Todo lo demás que pueda preocuparnos queda difuminado, absorbido, desaparecido.
Lo único que importa es el Amor de Dios y esto nunca acabará, se nos entrega para siempre, la prueba es que Cristo ha resucitado.
¡Aleluya Aleluya!
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.