1 DE ABRIL
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Jn 20, 1-9
Hoy celebramos la fiesta más importante de toda la Iglesia: la Resurrección de Cristo.
Ésta es la fiesta más importante, que merece ser celebrada mil veces, porque, como dice el Apóstol, "Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe".
El evangelio de Juan nos cuenta que María Magdalena llegó al sepulcro el domingo muy temprano, vio la losa quitada, creyó que alguien había robado el cuerpo del Señor y fue corriendo a decírselo a Pedro y a Juan.
Entonces Pedro y Juan fueron corriendo al sepulcro, llegaron y vieron los lienzos, que casi seguramente eran una sábana, tendida, y el sudario que le había cubierto la cara al Señor enrollado aparte.
Juan siempre habla en tercera persona de sí mismo. Y dice, refiriéndose a sí mismo, que, al ver la sábana tendida y el sudario enrollado aparte, "El discípulo vio y creyó".
Vio y creyó porque no tenía ningún sentido que alguien se llevara el cuerpo y dejara allí la sábana que lo envolvía tendida, y el sudario que le cubría la cara enrollado y aparte.
Lo normal sería llevarse el cuerpo junto con la sábana que lo envolvía.
No tenía sentido entretenerse a quitar la sábana del cuerpo y dejarla allí.
Ni dejar el sudario enrollado aparte y entretenerse a doblarlo. Para qué?
Esta labor de detectives es importante hacerla con esta escena porque los detalles son muy importantes para entender el "Vio y creyó" de Juan.
Es verdad que su "vio y creyó" nace del amor y es una gracia pero también es cierto que hay unos indicios que él advierte en cuanto entra en contacto visual con la escena.
Nosotros también tenemos que hacer nuestro personal "Vio y creyó". O, mejor dicho, nuestro personal "Veo y creo".
Primero tenemos que hacer el camino al sepulcro que hizo María Magdalena al amanecer del domingo, es decir, tenemos que buscar al Señor.
Podemos buscarlo en la comunidad eclesial y esperar juntos al Resucitado.
Podemos imaginar en un rato de oración la llegada de Pedro y Juan al sepulcro... ¿Qué sentirían al ver que el Señor había resucitado?
Podemos pedir al Espíritu que aumente nuestra fe en la presencia de Jesús Resucitado.
También podemos ir al Sagrario y decirle a Jesús "Gracias por estar aquí VIVO y realmente presente".
Tenemos que hacer alguno o varios de estos caminos, que serían como el ir al sepulcro de María Magdalena al amanecer del tercer día.
Buscando a Jesús, lo encontraremos en la Iglesia, que es su Cuerpo místico.
Y también tendremos un encuentro personal con Él, pues, si lo buscamos con sincero corazón, nos dispondremos a dejarnos encontrar por Él.
Hace años en mi interior Cristo me tendió su mano y me ofreció tocar sus Llagas. Fue un encuentro con Jesús resucitado.
A todos nos llama Jesús a resucitar con Él, convoca a toda la Iglesia a resucitar con Él, y, convocando a la Iglesia, nos llama a cada uno a resucitar con Él a una vida nueva y a sanarnos en sus Llagas, teniendo un encuentro íntimo y personal con Él.
Para ello, déjate encontrar por Jesús resucitado, déjate amar y sanar, déjate abrazar y resucitar.
Y PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ♥
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.