lunes, 30 de octubre de 2017

LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥♥

31 DE OCTUBRE
Lc 13, 18-21



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Hoy Jesús compara el reino de los cielos con una semilla de mostaza y con la levadura.

Estos dos elementos tienen en común que pueden crecer, dar crecimiento o hacer crecer, a pesar de su pequeñez.

La semilla de la mostaza es diminuta y el árbol que produce es muy grande.

La cantidad de levadura en la masa es mínima, y sin embargo fermenta la masa y la hace crecer hasta dar un pan grande y esponjoso.

Se nos compara el reino de los cielos con dos elementos que pueden crecer a partir de la pequeñez.

El reino de los cielos es el reino de la verdad y del amor.

La verdad y el amor se caracterizan por abrirse paso en medio de las dificultades y por estar llamados a crecer.

En cambio la mentira y el odio son el no-ser y la negación de la realidad y de la vida.

Para amar debemos hacernos como niños, quitar todo lo que estorba y simplemente dejarnos llevar por lo que nos da paz y felicidad, que no son sólo signos del Espíritu sino también el lenguaje de nuestra propia naturaleza.

En los que se hacen como niños se cumple que el reino de los cielos está llamado a crecer a partir de la pequeñez.

Es la pequeñez la verdad de lo que realmente somos. Se ve claramente cuando eliminamos todo lo que es egoísmo y queda lo que realmente somos.

Es la fuerza de Dios y su gracia lo que realmente hacen que el evangelio se difunda.

Nosotros sólo tenemos que entregar nuestra pobreza y el Rey de los cielos pone el incremento.

Si no ponemos obstáculos, con nuestra pequeñez Él hace grandes milagros.

Pidamos ser despojados por el Espíritu de todo lo que no es Dios, para que Él haga grandes cosas con nuestra pequeñez.

Como dijo María "El Poderoso ha hecho obras grandes por mí, porque ha mirado la humillación de su esclava".

María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.

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