30 DE ENERO
Mc 5, 22-24.35-43
El evangelio de hoy nos refiere la resurrección de la hija de Jairo.
Jairo era un jefe de la sinagoga. Se acercó a Jesús y le pidió de rodillas que curara a su hija enferma.
Mientras iban hacia la casa se enteraron de que la niña ya había muerto pero aun así Jesús va a la casa y resucita a la niña.
De este evangelio me llama la atención que, cuando van de camino a la casa y le comunican a Jairo que su hija ha muerto, Jesús le dice a Jairo "No temas, basta que tengas fe".
Jesús nos lo dice a menudo, que cuando necesitamos algo tenemos que pedirlo con humildad, con sencillez y con fe.
"Basta que tengas fe" le dice Jesús a Jairo.
La fe es importantísima pero no vamos a tener más fe porque apretemos los puños y digamos "Vamos a tener fe, vamos a tener fe".
La fe es un don de Dios que Él da a los humildes.
La humildad supone el reconocimiento de la propia nada, es el punto de partida, y la fe nos une a Dios porque abre el corazón a lo sobrenatural.
La humildad y la fe están muy relacionadas y ambas agradan mucho a Dios.
Hoy pedimos a Jesús que nos aumente la fe. Lo pedimos con humildad.
Pedimos con humildad la fe para poder pedir con fe.
PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ♥
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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