LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥🙏🏻
29 DE MARZO
JUEVES SANTO
Jn 13, 1-15
El evangelio del Jueves santo narra el lavatorio de los pies a los Apóstoles por parte de Jesús en la Última Cena.
Hay unas frases bellísimas al principio del evangelio de este día: "Sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo".
Creo que sólo la lectura de estas palabras debería llevarnos a orar en silencio un rato, dejando que las palabras cayeran en nuestra alma despacio, igual que cae el rocío de la mañana.
Pidamos al Espíritu que nos disponga al Amor de Dios, a ese Amor llevado al extremo. Para ello seamos humildes, pues la humildad es la puerta por la que entra el Amor de Dios.
Siempre hemos visto el lavatorio de los pies por parte de Jesús como un testimonio de servicio y una humillación de Jesús ante sus Apóstoles. Y es cierto, indudablemente es así.
Hoy me viene verlo también como un Signo del Amor de Dios hacia nosotros, de la limpieza que Jesús hace de nuestra alma y de nuestras heridas y pecados, eliminándolos con la cruz redentora.
Es también un Signo de la humillación de Jesús en la cruz, que queda poco para que se realice.
Él se abaja y se inclina ante nosotros para limpiarnos: ése es el misterio de la cruz, del cual es un Signo el lavatorio de los pies.
Él lava los pies pero, más profundamente, y en un gesto de Amor llevado al extremo, lava nuestros pecados si nos dejamos.
Sólo se nos pide una condición: por supuesto que rechacemos el pecado y, unido a esto, que nos dejemos amar por Él.
Él nos lava nuestros pecados inclinándose ante nosotros, tomando la condición de esclavo, porque lavar los pies era oficio de esclavos.
El lavatorio de los pies se convierte así en un Signo del Sacrificio de la cruz, en un Signo de la Expresión del Amor infinito del Corazón de Jesús que ansía entregarse y que está reventando de Amor y no puede más y ya en la Última Cena se abaja y se inclina a amar.
En ese Signo de Amor muestra el dolor por los pecadores, que somos todos, pero sobre todo muestra su dolor por los que no se arrepienten ante el Amor de Dios. Por eso nombra con pena a Judas: "No todos estáis limpios".
Por último, a partir del Signo de la Redención por Amor que es el lavatorio de los pies, se nos pide que aprendamos el precepto del amor: "También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros".
Es decir, también vosotros debéis entregaros por amor como Yo, también debéis lavaros las heridas unos a otros, también debéis serviros unos a otros.
Es una invitación a vivir el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial, cada uno desde su vocación.
Contemplemos el lavatorio de los pies y veamos un Signo del Amor de Dios, del Sacrificio redentor de Cristo, de lo que debe ser la comunión eclesial, de la caridad fraterna y del principio de toda vida espiritual: la humildad y dejarnos amar por Dios.
PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ♥🙏🏻
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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