LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥🙏🏻
8 DE MAYO
Jn 16, 5-11
Dijo Jesús "Os conviene que yo me vaya porque, si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito".
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El Paráclito es el Espíritu Santo.
Cuando Jesús habla de irse, a lo que se refiere es a volver de nuevo con el Padre.
Volver de nuevo con el Padre implica haberle obedecido redimiendo al mundo.
Así pues, una vez que el Hijo se entrega por los hombres, vuelve al Padre a ofrecernos al Padre con Él, y entonces el Amor de Dios, que es el Espíritu, se derrama sobre los hombres.
Por eso convenía que el Hijo volviera con el Padre, para que pudiéramos recibir el Espíritu.
Recibir el Espíritu Santo es lo más grande que nos puede pasar, porque Él es el que nos santifica, nos llena de paz, nos llena de dones espirituales y nos hace sentirnos plenamente amados.
Todo carece de valor si no recibimos el Amor de Dios que es el Espíritu. Con Él, todo adquiere relieve. Sin Él, nada tiene sentido ni valor.
Por eso, no dejemos de invocar al Espíritu siempre que necesitemos ayuda, luz, consejo, fuerza y discernimiento.
Cada vez que comencemos el día, para que todas nuestras acciones y palabras estén gobernadas por Él.
Cada vez que vayamos a orar o a realizar algo importante o decisivo, para que recibamos su luz.
Cada vez que vayamos a tener una conversación importante, para que digamos lo que Dios quiere y con las palabras que Dios quiere.
Acostumbrémonos a invocar al Espíritu con frecuencia y con amor.
Él es el que nos lo sugiere.
Ven Espíritu Santo!
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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