LA ESCUCHA DEL CORAZÓN
12 DE SEPTIEMBRE
Lc 6, 20-26
En el evangelio de hoy Jesús nos expone algunas bienaventuranzas: Bienaventurados los pobres, los hambrientos, los que lloran y los que son odiados, excluidos y proscritos por causa de Jesús.
Jesús nos dice "Alegraos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo".
Creo que hoy es un día propicio para recordar la realidad del cielo.
Jesús nos dice que si alguna vez pasamos necesidad o hambre o sufrimiento o somos excluidos, que pensemos que tendremos nuestra recompensa en el cielo.
Creo que lo que nos quiere decir Jesús es que tenemos que vivir con la esperanza puesta en Dios y en la eternidad y que allí nos espera todo el Amor de Dios que, comparado con los sufrimientos de esta vida, será como comparar una mota de polvo con el océano.
También nos hace Jesús unas advertencias: "¡Ay de vosotros los ricos porque ya tenéis vuestro consuelo, ay de vosotros los que estáis saciados porque tendréis hambre, ay de vosotros los que ahora reís porque lloraréis, ay si todo el mundo habla bien de vosotros!".
Entiendo que el Señor se refiere a sentirse ricos y llenos, a sentirse satisfechos de sí y satisfechos de cosas materiales, a reír como evasión de los problemas propios y de los del hermano y a vivir sin dar problemas a nadie porque se evita cualquier problema, todo con tal de tener cualquier inconveniente. Creo que estas actitudes del corazón son las que recrimina Jesús.
Hoy se nos pide examinar dónde tenemos el corazón, si lo tenemos en Dios y en el hermano o en uno mismo, y dónde hemos puesto la esperanza, si la hemos puesto en Dios y en la eternidad o si no tenemos esperanza, porque la hemos puesto en cosas o personas cuyo afecto es finito y perecedero y por tanto no nos pueden dar esperanza.
PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ❤🙏🏻
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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