11 DE ENERO
Lc 5, 12-16
Jesús lo curó pero le dijo que no se lo dijera a nadie.
Mucha gente lo seguía y Él los atendía pero después se retiraba a orar a lugares apartados.
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Me admiran la discreción y la humildad de Jesús, que hace el bien pero ni busca reconocimiento ni siente necesidad de recibirlo.
Toda la intención y el deseo de Jesús son la obediencia al Padre y buscar y procurar la gloria del Padre.
Del mismo modo, todos nuestros actos deben estar presididos por la intención de que Dios sea glorificado y de que toda la gloria sea para Él.
También del mismo modo, no tenemos que ocultar las cosas que hacemos bien pero, si alguien nos elogia, en nuestro interior diremos "Para ti la gloria, Señor".
En la oración digámosle a Jesús que su Espíritu nos ayude a rectificar la intención.
PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ❤🙏🏻
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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