LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ❤🙏🏻
24 DE FEBRERO
Lc 6, 27-38
En el evangelio de hoy Jesús nos dice que amemos a los enemigos y que no juzguemos.
Justo esta semana una compañera de trabajo ha hecho un juicio de mí y, sin verificarlo, lo ha hecho público.
Estuvimos un sábado toda la mañana atendiendo a padres de alumnos.
Las citas las solicitan los padres días antes, cogiéndose, cada padre/madre/o ambos, turnos de 20 minutos y, el día de las entrevistas, cuando has acabado las citas que te han cogido, puedes irte.
Yo estaba sola en mi clase y apareció un padre que estaba perdido por el colegio y que tenía cita conmigo más tarde y me dijo desde la puerta "Luego tengo cita con usted pero, ya que estoy aquí, si quiere decirme algo...". Yo me levanté, fui hacia él y le contesté "Su hija va bien, estudia, trabaja y se porta bien, le he puesto un 7". A continuación le dije "Si ahora tiene que irse, váyase, pero ¿va a volver usted luego a la hora de la cita?" Y me dijo "No. Con lo que me ha dicho me vale". Así que ya pude irme.
Yo no sabía, ni tengo por qué saberlo, que este padre había llegado tarde y estaba retrasando todas las citas, así que una compañera se enteró de que este padre había estado conmigo y se creyó que el retraso era porque yo me había colado.
Yo no me había colado: este señor apareció en mi puerta y lo lógico es que me levante a hablar con él, me levanté y hablamos 2 minutos: no fue ni siquiera una entrevista, más bien un "verificar que no era necesario hablar más conmigo".
Hasta el punto de que unos días después me encontré con este señor y me dijo "Le pido disculpas por haberle cogido una entrevista, porque no era necesario".
Sin embargo esta compañera me ha dicho varias veces a solas que soy una mala compañera (ha hecho un juicio sin ni siquiera verificar las cosas) y después otras tantas veces lo ha repetido delante de mí y de los compañeros.
Le he explicado las cosas y ha seguido diciendo que soy una mala compañera.
Ayer pasaron unas cosas con alumnos suyos y fui a explicárselas con normalidad. Porque ahora me toca estar normal con ella, como si no hubiera pasado nada: AMOR A LOS ENEMIGOS.
Con respecto a los juicios, es un tema muy serio, pues, por sacar conclusiones sin verificar los hechos, se pueden cometer injusticias graves.
A menudo se hacen juicios, se pone en tela de juicio a las personas y se las difama y hace sufrir.
A veces el pensamiento corre veloz y en seguida se sacan conclusiones, y lo que tiene que correr veloz es el corazón para no sacar conclusiones de cosas que no se saben.
Pidamos al Espíritu que nos ayude a disculpar y a amar a los enemigos y para que nos dé paciencia y evitemos los juicios.
Pido disculpas por haber centrado la meditación de hoy en una experiencia personal. No he podido evitarlo.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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