20 DE ABRIL
SÁBADO SANTO
Todos los días meditamos la Palabra y hoy la ausencia de Eucaristía, la ausencia de Palabra y la ausencia del Señor en el Sagrario, marcan la vivencia del Sábado Santo, caracterizado precisamente por la ausencia del Señor y por la espera.
Puesto que Él es la Palabra y se hace presente en cada Eucaristía y está realmente presente en cada Sagrario, la ausencia de Eucaristía y de Palabra expresan el Sábado Santo la ausencia del Señor.
El día de hoy está marcado, pues, por la ausencia y por la espera.
Vivimos un sentimiento agridulce. Agrio por el tormento del Señor en la Pasión, dulce porque ya pasó todo.
Agrio porque no está el Señor, dulce porque esperamos su Resurrección.
De este modo, la intensidad del Jueves Santo y del Viernes Santo dan paso a un día de ausencia y de espera, de vacío y al mismo tiempo de esperanza.
Hoy esperamos impacientes el encuentro con el Señor y acompañamos a María, nuestra madre y su madre, en esta espera, que se volverá dichosa.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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