*LA ESCUELA DEL ESPÍRITU SANTO*

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4 de abril de 2023

Martes Santo

Las lecturas de hoy nos hablan de Jesús desde el punto de vista de su vocación, es decir, desde la perspectiva de haber sido llamado por el Padre para cumplir una misión.

En este sentido, el Libro de Isaías dice estas palabras, puestas en boca de Jesús:

 *"El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre."*

El Salmo 70 nos dice algo parecido, también son palabras puestas en boca de Jesús:

 *"Tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.* 

 *En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías.* 

 *Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación."*

Según el Salmo 70, Dios Padre ha llamado al Hijo desde que estaba en el seno materno, para proclamar que ha llegado a todos la salvación.

También a todos y a cada uno de nosotros nos llama Dios para dar testimonio de la salvación que nos ha traído el Hijo. Nos llama desde que estamos en el seno materno. 

Es maravilloso ver que la Escritura dice que Dios nos llama desde que estamos en el seno materno. ¡Cómo puede ponerse en duda o ignorar que hay vida desde el primer instante de la concepción! Para Dios somos una *persona* con una llamada y con una vocación ya desde el seno materno.

El Evangelio nos habla de que, estando en la Última Cena, Judas salió para terminar de entregar a Jesús a los fariseos. 

Entregando Judas al Señor, se posibilita que Él cumpla la vocación de entregarse por nosotros en la Pasión, vocación a la que le llamaba Dios Padre desde toda la eternidad. Por eso el Señor, al salir Judas de la Última Cena, dijo: 

 *«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.»*

Esto lo dijo porque damos a Dios toda la gloria cuando vivimos nuestra vocación, Jesús la suya y cada uno de nosotros la nuestra.

María Dolores, virgen consagrada, archidiócesis de Madrid 💜🙏🏻