7 DE AGOSTO
LUNES XVIII T.O.
Mt 14, 13-21
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Jesús cruzó el lago para poder estar solo y orar. Cuando llegó a la otra orilla, se encontró con el gentío, que lo había seguido por tierra.
Sintió lástima de ellos y curó a los enfermos.
Después les dio de comer con cinco panes y dos peces. Hubo para todos - unos cinco mil sin contar mujeres y niños- y comieron hasta saciarse.
Me pregunto qué les impulsó a seguirte. Creo que fueron tras de Ti porque se sentían amados.
Es fácil reconocer el Amor, lo que es difícil es explicarlo.
El Amor se traduce en obras. Sentías lástima, los curabas, los alimentaste.
Hiciste que se sentaran y que comieran.
Creo que lo más importante que les diste es el regalo de la comunidad.
No comieron por separado. No les hiciste hacer una fila y que cogieran lo necesario para el camino.
Hiciste que se sentaran y que comieran juntos, que en el compartir y el conversar se llevaran alimento para el camino.
Los hiciste familia reunida junto a Ti, preludio de Iglesia en camino, hermanos compartiendo.
Pusiste en el corazón de los discípulos, viendo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, la semilla del ser Iglesia, comunidad reunida en torno a Cristo, para que lo retuvieran en su memoria y en su corazón y sembraran esta semilla en la Iglesia.
¡Qué necesidad tan grande tienen las comunidades de fieles de vivir su vocación de ser Iglesia, reunidas en torno al altar de la Eucaristía! 💒
Hoy es un día para rezar por la Iglesia, para rezar por cada comunidad, para valorarla más, para pedir que Dios nos dé una comunidad si no la tenemos, para sentir en la Eucaristía que estamos en comunidad.
🙏
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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