19 DE AGOSTO
SÁBADO XIX T.O.
Mt 19, 13-15
"No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos"
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"De los que son como niños es el reino de los cielos"
Creo que Jesús, al utilizar estas palabras, estaba hablando de los santos, de esos hombres y mujeres que se abandonan en Dios y se "esconden" en Él.
Él mira la humillación de sus siervos y los ama hasta el extremo, resplandeciendo en ellos el Amor de Dios.
Si pudiéramos reunir a los santos veríamos que todos ellos, cada uno con su estilo, su vocación y su personalidad, todos ellos eliminaron el egoísmo que avejenta al ser humano.
Los veríamos con la inocencia y la simplicidad de los niños.
Inocentes y simplificados, pero sabios y sin ñoñerías.
Muchas veces nos han dicho que tenemos que ser como niños y se nos han ensalzado la capacidad de asombro y de sencillez de los niños, como cualidades evangélicas.
Sin embargo también hay niños maleducados que sobresalen por el egoísmo y la desobediencia.
Creo que tenemos que imitarlos en la práctica del abandono, de lo que se suele denominar como infancia espiritual.
No podemos ser ingenuos y pensar que es un camino fácil, sobre todo si persistimos en no dejar a Dios ser Dios y querer llevar siempre las riendas.
Será un camino fácil si dejamos obrar al Espíritu.
Camino fácil pero con cruz.
He pensado mucho qué podemos hacer para ser como niños y no se me ocurre otra cosa que vivir la humildad.
Creo que esta virtud tiene la virtud - perdón por la redundancia - de simplificarnos, volviéndonos dóciles y aptos para recibir la Verdad.
Creo que la humildad nos libera de vivir "teniendo que demostrar algo", de creer que lo sabemos todo, de situarnos en el centro. Todo lo contrario a ser como niños.
La humildad es una gran virtud que nos sitúa en la verdad de lo que somos, nos posibilita amar de verdad y nos hace como niños, en el mejor de los sentidos.
Dóciles, sencillos, abandonados en Dios, sin resistencias para el Amor de Dios.
Por fuera como niños. Por dentro fuertes como una torre. Así hemos de ser. Como santa María.
Sólo quien se hace como un niño puede hacer LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥ porque sólo un corazón humilde se abre a la escucha.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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