13 DE NOVIEMBRE
Lc 17, 1-6
Hoy el evangelio nos habla de no provocar escándalos y de perdonar.
Los escándalos son aquellos pecados que tienen tal gravedad que inducen a los demás a pecar.
Escandalizar es la antítesis del evangelio, porque evangelizar es acercar a los demás a Dios, mientras que escandalizar es lo contrario, es alejar a las personas de Dios.
Sólo el perdón puede de alguna forma cortar o aliviar los efectos perversos y perniciosos del escándalo.
El que recibe el escándalo, para frenar la maldad de este pecado, sólo puede perdonar y rezar.
El perdón se convierte así en un dique que frena ese mal y que hace que no se difunda más.
El que escandaliza también debería pedir perdón.
Es muy grave el escándalo porque acaba con la inocencia del que es escandalizado.
Es difundir el mal, en lugar de difundir el bien.
Pidamos al Espíritu no escandalizar nunca y tener la fuerza para perdonar si nos escandalizan.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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