viernes, 2 de marzo de 2018

LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥🙏🏻

3 DE MARZO
Lc 15, 1-3.11-32



El evangelio de hoy es la parábola del hijo pródigo.

Un hombre tenía dos hijos. El menor pidió a su padre su parte de la herencia, se fue a otro país y la derrochó.

Cuando lo gastó todo, vino una sequía y comenzó a pasar necesidad y no le quedó otra que ponerse a trabajar cuidando cerdos.

Entonces decidió volver a casa de su padre y pedirle perdón.

Su padre lo vio venir, echó a correr y lo abrazó, mandó que le pusieran una túnica nueva y un anillo y que se celebrara un banquete.

Pero el hermano mayor, cuando se enteró de que el menor había vuelto, se enfadó por el recibimiento que le había hecho el padre y no quería entrar en casa.

Tuvo que salir su padre a convencerlo y a decirle que había que celebrar la vuelta de su hermano, porque estaba muerto y había vuelto a la vida.

Este evangelio nos hace reflexionar sobre el pecado.

Hay tres expresiones que explican muy bien qué es el pecado.

Una es, en referencia al hijo menor, "se marchó a un país lejano".

Otra es "derrochó su fortuna".

Y la otra es cuando el padre dice del hijo menor que "estaba muerto y ha vuelto a la vida".

Estas tres citas expresan muy bien lo que es el pecado: es vivir lejos de Dios, es vivir ignorando los tesoros que Cristo nos ganó en la cruz (desperdiciando la fortuna) y es, desde un punto de vista del alma, como estar muerto interiormente.

Esto tiene que hacernos caer en la cuenta de la gravedad del pecado, que nos aparta de lo único realmente importante que hay en la vida, de lo único que realmente nos hace felices: Dios y la vida de la gracia, que es vivir con Dios.

La gravedad del pecado no sólo tenemos que sentirla para nosotros sino para todos los hombres. ¡Qué pena que muchos se consuman por el pecado, sintiendo un hambre de Dios terrible!

Esto también me llama la atención de este evangelio: cómo se expresa la ausencia de Dios comparándola con el hambre: "vino a aquella tierra un hambre terrible", "comenzó a pasar hambre" dice el evangelio del hijo menor, "yo aquí me muero de hambre" dice también el hijo menor.

Ese hambre es la lamentable realidad de quien vive en pecado, intentando saciarse con cosas que sólo dan más hambre.

Se presenta la necesidad de Dios como la necesidad de llenar el corazón, que tiene hambre de eternidad y que sólo Dios puede saciar.

En contraste, el evangelio nos habla del pan de la casa del Padre, que todos pueden comer en abundancia, y del banquete que el Padre prepara por la vuelta del hijo menor, y también es muy bonita la expresión "todo lo mío es tuyo" que el padre le dice al hijo mayor y que nos habla de la abundancia de la casa del Padre.

Este evangelio es muy apropiado para este tiempo de Cuaresma, tiempo en el que nos preparamos para vivir el Misterio Pascual, acompañando a Cristo en la cruz, en la cual se puso por nuestros pecados.

Tenemos que pedir al Espíritu que nos haga caer en la cuenta de la gravedad del pecado.

Tenemos que pedir arrepentimiento y dolor por nuestros pecados y los de todos los hombres.

En esta Cuaresma pidamos la Gracia de la conversión y PONGAMOS A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ♥

María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.


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