LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥🙏🏻
8 DE ABRIL
Jn 20, 19-31
El evangelio del Domingo de la Divina Misericordia nos cuenta dos apariciones de Cristo resucitado a sus discípulos, en una no estaba Tomás y en la otra sí.
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TOMÁS NO ESTABA
Estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, entró Jesús y les enseñó las Llagas de las manos y del costado.
Tomás no estaba.
Les dijo "Como el Padre me ha enviado, así os envío yo". Sopló su aliento sobre ellos y les dijo "Recibid el Espíritu Santo".
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La Resurrección de Cristo supone la realización completa de las promesas de la Redención.
Él ha demostrado así que es el Hijo amado, el Enviado del Padre.
Sus Llagas nos abren a la vida del Espíritu, son "lugar" de oración, de plenitud y de salvación.
Están íntimamente ligadas a la vida del Espíritu, que nos ha venido por ellas y gracias a ellas.
Jesús sopla su aliento y nos inunda de Espíritu.
El Espíritu nos identifica con Cristo y gracias a ello podemos ser enviados en nombre del Hijo.
La Trinidad es una explosión de Amor y de Misericordia que nos llega gracias a las Llagas de Jesús.
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TOMÁS SÍ ESTÁ
Tomás no estaba en el primer encuentro. Está en el segundo.
La clave de este evangelio es la fe.
Tenemos que acoger la Resurrección de Cristo con fe.
Si no, no podemos recibir el Espíritu ni ser evangelizados ni evangelizar.
La otra clave de este evangelio son las Llagas de Jesús, puerta de entrada al Templo del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
Cuando Jesús se aparece la segunda vez, le dice a Tomás "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos, trae tu mano, aquí tienes mi costado, y no seas incrédulo sino creyente".
Le dijo esas palabras porque Tomás había dicho que, si no metía sus dedos en las Llagas de Jesús, no creería en su Resurrección.
Sin embargo, sin pretenderlo Tomás, también estaba diciendo algo que es cierto: una forma de recibir el Espíritu es la contemplación de las Llagas de Jesús.
Jesús exhala su aliento y recibimos el Espíritu de Amor, que nos impulsa a evangelizar y a ser expresión del Amor de Dios.
La otra forma de recibir el Espíritu es tocar las Llagas de Jesús.
A Tomás se le concedió esta forma.
Contemplemos las Llagas de Jesús y pidamos que el Espíritu venga sobre nosotros.
Siempre desde la fe.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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