20 DE AGOSTO
Mt 19, 16-22
El joven contesta que eso ya lo hacía y que qué le faltaba. Y Jesús le propone "Vende tus bienes, da el dinero a los pobres y luego ven y sígueme".
"Al oír esto el joven se fue triste, porque era rico".
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Podemos ser ricos en muchas cosas, no sólo en dinero o posesiones, sino en ideas, planes, informaciones...
La verdadera riqueza o pobreza no consiste en tener muchas o pocas cosas, ideas, planes o informaciones sino en poner o no el corazón en eso y en sustentar o no la vida en eso.
El rico en el fondo es quien forja su imagen y su vida con lo que tiene y no está dispuesto ni a desprenderse de ello ni a compartir.
La riqueza, sea de lo que sea, es perjudicial cuando se transforma en orgullo, en cambio es positiva cuando se comparte.
De hecho, a veces decimos que una persona es rica en cualidades, en ideas, en dones o en sentimientos, si los pone al servicio de la familia, de los amigos, de la Iglesia o de la comunidad.
El evangelio nos pide que vendamos lo que tenemos, es decir, que nos desprendamos de todo para que en el corazón sólo esté Dios.
Lo que en realidad se nos pide es que tomemos una decisión: o en el corazón tenemos a Dios y al hermano o nos tenemos a nosotros mismos. No hay más opción.
Hoy se nos pide examinar el corazón y ver en dónde lo hemos puesto, si en Dios y en los demás o en uno mismo.
En realidad se nos pide que seamos humildes y que pongamos lo que tenemos al servicio del prójimo.
PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ❤🙏🏻
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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