26 DE AGOSTO
Jn 6, 60-69
Al finalizar el discurso del Pan de Vida, en el que Jesús insiste una y otra vez en que Él es el Pan de Vida y en que su Cuerpo es verdadera comida y su Sangre verdadera bebida, muchos discípulos se escandalizaron por sus palabras y dejaron de ir con Él.
Entonces les preguntó a los Doce si ellos también querían marcharse y Pedro le contestó "Señor, ¿a quién vamos a ir? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna".
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Jesús dijo cosas que eran importantes y ciertas, como que su Cuerpo es verdadera comida y su Sangre verdadera bebida, pero no fue comprendido y fue abandonado por muchos. Esto debió de dolerle en lo más profundo de su Corazón.
A veces sucede esto. Que, por decirle a las personas la verdad, quizá no están preparados para escucharla y abandonan a quien se la dice.
A veces sucede que se quedan los más fieles, comprendan o no.
A nosotros también puede pasarnos a veces que les decimos cosas a las personas, pensando honestamente que es por su bien y que les hacemos un bien, pero no nos comprenden.
También a nosotros puede sucedernos que no comprendemos cosas de nuestra vida, cosas que nos suceden y que son duras e incomprensibles.
Pensamos "Señor por qué esto y por qué lo otro".
Pero, aunque no comprendamos, queremos permanecer junto a Jesús, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna.
La clave está en el Amor. Jesús nos ha cogido el corazón y no podemos vivir sin Él, aunque sucedan cosas que no comprendemos y aunque todo parezca ponerse en contra.
Preferimos permanecer junto a Jesús y vivir de su Pan y de su Palabra, .
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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