jueves, 6 de septiembre de 2018

LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ❤🙏🏻

7 DE SEPTIEMBRE
Lc 5, 33-39


Los fariseos le echan en cara a Jesús que sus discípulos no ayunan y Jesús les responde que los invitados a la boda no ayunan mientras el esposo está con ellos y que ayunarán cuando les sea arrebatado el esposo.

Los invitados a la boda somos todos los hombres de todos los tiempos y la boda es la Eucaristía.

Cada Eucaristía es una boda que perpetúa la única Boda, la de la cruz, en la que Cristo se entregó por todos y cada uno.

No tiene sentido ayunar si estamos invitados a la Boda de Jesús. Lo lógico es ir y recibir el Alimento espiritual, que al mismo tiempo es Unión íntima con Él.

También dijo Jesús que el vino nuevo se echa en odres nuevos y que el vino añejo es mejor que el nuevo.

El vino que se nos da en la Eucaristía es la Sangre de Cristo y nadie que comulgue su Cuerpo y su Sangre quiere ya ningún otro Alimento.

Es vino nuevo porque tiene la frescura del Evangelio y al mismo tiempo es vino añejo porque el vino nacido de la cruz es la Sangre del Señor, se ha mejorado hasta el infinito al pasarlo por el cáliz de la cruz.

Los que estamos enamorados de Cristo no podemos ayunar de la Comunión, sólo ayunamos, y no de la Comunión, cuando Él "nos es arrebatado", es decir, cuando el dolor de los pecados nos conduce a la penitencia o cuando pasamos una oscuridad espiritual y necesitamos quitar de nuestra vida cosas que nos apartan de Jesús.

Hoy en la oración actualizamos el deseo de comulgar y de asistir a la Boda de Jesús, a la cual asistimos al mismo tiempo como invitados y como protagonistas.

PON A LA ESCUCHA EL CORAZÓN ❤🙏🏻

María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.


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