jueves, 1 de agosto de 2019

LA ESCUCHA DEL CORAZÓN 🙏🏻❤

2 DE AGOSTO
Mt 13, 54-58


El evangelio de hoy cuenta que Jesús fue a su tierra y se puso a enseñar en la sinagoga y la gente se preguntaba de dónde le venía todo lo que sabía y los milagros que hacía, pues para ellos siempre había sido el hijo de José y de María.

Dice el evangelio que no quisieron hacerle caso y que no hizo allí muchos milagros porque aquella gente no creía en Él.

También dice el evangelio que Jesús les dijo "En todas partes se honra a un profeta menos en su propia tierra".

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A veces y desgraciadamente, donde más tenían que apoyarte en tus actividades, por razones de proximidad o de comunidad, es donde más te silencian o te ignoran.

Cuando esto sucede suele ser por envidia. Es una pena pero el pecado es una realidad y hay siete pecados capitales y uno es ése.

La envidia es algo muy triste. Es sentir tristeza por el bien de otros.

Siempre he pensado "Si otros reciben bienes o son bendecidos, mejor para ellos". Doy gracias a Dios por pensar así.

La envidia es algo muy pernicioso y muy dañino.

He visto a personas ignoradas, perseguidas o calumniadas por envidia.

He conocido a una persona que escribió un libro sobre vida consagrada. Desde el Vaticano se pidió una lista de los libros sobre vida consagrada que se hubieran escrito en la comunidad de esa persona, y la persona encargada de hacer la lista no puso ese libro a sabiendas. Es muy triste.

La envidia es una forma muy maliciosa de soberbia. Cuando la detectemos, recemos por los que la sufren.

Por envidia fue condenado nuestro Señor. Recemos por los envidiosos, porque sufren mucho y hacen sufrir mucho.

María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.


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