6 DE AGOSTO
Lc 9, 28b-36
El evangelio de hoy narra la Transfiguración del Señor:
Jesús subió a un monte con Pedro, Santiago y Juan y, "mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus ropas se volvieron blancas y brillantes".
Aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Jesús de su partida de este mundo, que había de tener lugar en Jerusalén.
Al ver todo aquello, Pedro le dijo a Jesús "¡Qué bien estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Mientras hablaba, se oyó una voz: "Éste es mi Hijo, mi elegido, escuchadle".
Tras callar la voz, Jesús estaba solo con ellos y había cesado todo. Ellos guardaron todo esto en secreto.
♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥
La Transfiguración del Señor es una manifestación de la gloria de Dios en Cristo, previa a su Pasión, Muerte y Resurrección.
Es una experiencia mística - misteriosa - que, como tal, no podemos entender, pues las experiencias místicas son una expresión del misterio de Dios, con un objetivo en parte misterioso y una expresión también misteriosa.
No podemos ignorar que Dios, en su infinita generosidad y en orden a la planificación de su Providencia y a la expresión de su Amor, puede regalarnos en la oración con este tipo de experiencias, las cuales no podemos ni huir ni buscar, simplemente agradecer, si se dan.
No podemos huir de ellas porque, si se dan, es imposible resistirlas.
Tampoco podemos caer en el absurdo de buscarlas, porque Dios es Señor y decide qué expresa y a quién.
Tampoco tiene sentido buscar el porqué, simplemente Dios se revela y manifiesta a los que son como niños y en orden al bien propio y comunitario, normalmente dando una misión.
En la Transfiguración, el Padre revela la misión del Hijo: "Éste es mi Hijo, escuchadlo" y, por tanto, también nuestra misión: escuchar al Señor.
Por tanto, PONGAMOS A LA ESCUCHA EL CORAZÓN 🙏🏻♥, vivamos con sencillez nuestra vida, abiertos a cualquier manifestación del Amor de Dios.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
Jesús subió a un monte con Pedro, Santiago y Juan y, "mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus ropas se volvieron blancas y brillantes".
Aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Jesús de su partida de este mundo, que había de tener lugar en Jerusalén.
Al ver todo aquello, Pedro le dijo a Jesús "¡Qué bien estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Mientras hablaba, se oyó una voz: "Éste es mi Hijo, mi elegido, escuchadle".
Tras callar la voz, Jesús estaba solo con ellos y había cesado todo. Ellos guardaron todo esto en secreto.
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La Transfiguración del Señor es una manifestación de la gloria de Dios en Cristo, previa a su Pasión, Muerte y Resurrección.
Es una experiencia mística - misteriosa - que, como tal, no podemos entender, pues las experiencias místicas son una expresión del misterio de Dios, con un objetivo en parte misterioso y una expresión también misteriosa.
No podemos ignorar que Dios, en su infinita generosidad y en orden a la planificación de su Providencia y a la expresión de su Amor, puede regalarnos en la oración con este tipo de experiencias, las cuales no podemos ni huir ni buscar, simplemente agradecer, si se dan.
No podemos huir de ellas porque, si se dan, es imposible resistirlas.
Tampoco podemos caer en el absurdo de buscarlas, porque Dios es Señor y decide qué expresa y a quién.
Tampoco tiene sentido buscar el porqué, simplemente Dios se revela y manifiesta a los que son como niños y en orden al bien propio y comunitario, normalmente dando una misión.
En la Transfiguración, el Padre revela la misión del Hijo: "Éste es mi Hijo, escuchadlo" y, por tanto, también nuestra misión: escuchar al Señor.
Por tanto, PONGAMOS A LA ESCUCHA EL CORAZÓN 🙏🏻♥, vivamos con sencillez nuestra vida, abiertos a cualquier manifestación del Amor de Dios.
María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.
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