domingo, 21 de enero de 2018

LA ESCUCHA DEL CORAZÓN ♥🙏🏻

22 DE ENERO
Mc 3, 22-30



En el evangelio de hoy los escribas dicen que Jesús expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios.

Y Él les intenta hacer comprender que no es lógico pensar que satanás actúe contra sí mismo.

Pero no quería detenerme en esto sino en la raíz de por qué decían esa barbaridad de Jesús y la raíz es la envidia.

Es un pecado capital muy feo y muy dañino.

Dios nos libre de él.

Pidamos a Dios un corazón grande que ame a todos y se alegre por lo de todos.

La persona envidiosa es muy infeliz porque siempre quiere lo de alguien, nunca está satisfecha.

La envidia tiene su raíz en una soberbia muy retorcida y suele coger fijación por algunas personas a las que no puede ver, literalmente.

De hecho la palabra envidia tiene que ver con el verbo ver, porque los envidiosos se ponen malos por lo que ven en otros.

Las personas envidiosas además sufren mucho y hacen sufrir mucho, porque cogen odio a algunas personas y es algo muy desagradable para ellas mismas y para quienes son objeto de su odio.

Es un odio que no entiende de amistad ni de familia ni de nada.

Creo que tenemos que ser sencillos. Tenemos que pedirlo con toda la fuerza de nuestro corazón.

Cuando alguien tiene cosas buenas en su vida tenemos que alegrarnos y felicitar a las personas y pensar qué bien.

Pensemos que Cristo fue envidiado y odiado por envidia.

Pidamos al Espíritu que nos libre de la envidia.

Pidámoslo de rodillas delante del Señor.

Pidamos por quienes nos han hecho sufrir. Casi todos tenemos alguna historia en el corazón de alguien que nos ha hecho sufrir por envidia. En realidad tienen que darnos lástima, aunque las heridas están ahí, en el corazón.

Hay cosas que nos superan y tenemos que dejarlas en manos de Jesús.

María Dolores, virgen consagrada. Archidiócesis de Madrid.


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